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PLAYA BURBUJA

Los papeles de Palomares

Documentos desclasificados por el Ministerio de Exteriores demuestran que España contaba con un acuerdo confidencial desde 1964 que le permitía exigir a Estados Unidos reparación total en caso de accidente nuclear y que Washington se comprometió a indemnizar los daños futuros que pudieran surgir por el accidente. En lugar de cumplir, EEUU lleva 55 años analizando cómo esquivar su responsabilidad en la limpieza definitiva.

Documentos desclasificados por el Ministerio de Exteriores demuestran que España contaba con un acuerdo confidencial desde 1964 que le permitía exigir a Estados Unidos reparación total en caso de accidente nuclear y que Washington se comprometió a indemnizar los daños futuros que pudieran surgir por el accidente. En lugar de cumplir, EEUU lleva 55 años analizando cómo esquivar su responsabilidad en la limpieza definitiva.

ANA TUDELA Y ANTONIO DELGADO
9 DE MAYO DE 2021
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EEUU lleva 55 años defendiendo que nunca se comprometió en firme a financiar nuevas responsabilidades. En las cajas de documentos desclasificadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y consultadas por DATADISTA se cuenta una historia muy diferente. Desvelamos documentos que nunca habían visto la luz. Esto ocurría mientras se buscaba la cuarta bomba.

NOTA PARA EL SEÑOR MINISTRO

D.G.R. CON EEUU

Madrid, 24 de enero de 1966 (7 días después del accidente)


Indemnizaciones por accidente de Almería

Excmo. Señor:

Por gestiones cerca de esta Embajada de los EEUU y del Departamento de Estado se ha conseguido que el Gobierno americano pague los daños causados por el accidente de Almería como derivados de un “accidente nuclear” de acuerdo con lo prescrito en el Canje de Notas de 17 julio de 1964 sobre la estancia en Rota de submarinos atómicos con Polaris, según oficialmente comunica el General Donovan al Presidente del Comité Consultivo en carta cuya fotocopia se adjunta.

En 1966, el año en que un bombardero cargado con cuatro bombas termonucleares chocaba con el avión cisterna que lo abastecía sobre Palomares y Vera, EEUU contaba con 31.175 armas atómicas. El récord lo alcanzó al año siguiente, según los datos del Bulletin of the Atomic Scientists. Era el punto álgido de la escalada nuclear por parte de los estadounidenses.

Guerra fría. Una escalada armamentística medida en la capacidad de destrucción y la de reacción en caso de que fuera el otro quien empezase la fiesta.

Evolución del número estimado de bombas nucleares que poseen EEUU y la URSS/Rusia desde 1949 a 2017 | The Bulletin of the Atomic Scientists

Palomares cambió muchas cosas. El accidente provocó que los soviéticos se levantasen de la Conferencia de Desarme de Ginebra que se celebraba ese año, por ejemplo. Los estadounidenses sabían que habían tenido lo que podría considerarse suerte con lo ocurrido en España. Ningún muerto entre la población civil española, un considerable control de la prensa nacional, poca revuelta rápidamente ahogada. Y la inmensa suerte además de que la prioridad española fuese turismo, turismo, turismo y eso cuadrase tan bien con sus ansias de mantenerlo todo en secreto.

Hasta 1975, se programaron más de 22.000 hectáreas de suelo con una capacidad de 890.000 plazas para turismo residencial y hotelero en los Centros de Interés Turístico Nacional.

Dos años antes del accidente de Palomares, se había publicado en el BOE la Ley de Zonas y Centros de Interés Turístico Nacional. Los CITN eran de iniciativa privada pero adjudicados a dedo a amigos del Gobierno dictatorial a los que se concedieron amplísimas ventajas para convertirse en aspiradoras de turismo extranjero. Hasta 1975, se programaron más de 22.000 hectáreas de suelo con una capacidad de 890.000 plazas para turismo residencial y hotelero dentro de las zonas definidas como CITN. Allí estaba José Banús en Marbella o Tomás Maestre en La Manga, antes incluso de que se formase la fila para adjudicarse los mejores espacios.

Mapa con los 78 Centros de Interés Turístico Nacional aprobados, según el volumen de plazas incluidos en cada uno de ellos | BOE/DATADISTA

El Pacto de Madrid entre España y EEUU fue firmado por Francisco Franco y el presidente de EEUU Dwight Eisenhower en 1953 e incluía en su artículo 18 importantes cautelas para que los estadounidenses no tuviesen que rendir cuentas de sus acciones en tribunales que no fuesen los suyos. Pero, en el momento en que ocurre el accidente de Palomares, al acuerdo se le había añadido una ampliación.

EL ACUERDO DE LOS SUBMARINOS DE ROTA

Los bombarderos repostando sobre cabezas de población civil cargados con armamento nuclear no eran el único riesgo que había asumido Franco al pactar con EEUU. El 17 de julio de 1964, se había firmado la aceptación por parte de España de la llegada a Rota de submarinos estadounidenses con armamento nuclear Polaris. Rota era para EEUU el principal enclave geoestratégico del Mediterráneo. Incluso cuando el accidente de Palomares les llevó a preguntarse (sin motivo, por cierto) si eso podría implicar un cambio en su presencia en España, tenían claro que Rota no podía entrar en la negociación. Y es en ese acuerdo sobre los submarinos armados cuando EEUU acepta incluir un párrafo (el tercero) en el que se recoge su responsabilidad en caso de accidente nuclear sobre territorio español.

"La responsabilidad por los daños que hayan podido producirse está prevista en el acuerdo confidencial de 17 de julio de 1964 firmado con motivo de la llegada al Puerto de Rota de submarinos nucleares con Polaris"

A los pocos días del accidente, el Director General de Relaciones con EEUU le traslada al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, por si el asunto se trata en el Consejo de Señores Ministros, información sobre la existencia de este compromiso y su seguridad en que cubre la reclamación a EEUU por los daños ocasionados. La Dirección General no alberga dudas. El riesgo de Palomares “está cubierto” y debe tratarse con normativa y bajo jurisdicción españolas.

NOTA PARA EL SEÑOR MINISTRO

D.G.R. CON EEUU

Madrid, 24 de enero de 1966


Sobre eventual discusión en Consejo de Señores Ministros de la seguridad e indemnización en caso de accidente nuclear producido por las Fuerzas Armadas de los EEUU.

Como es de presumir que algunos de los Sres. Ministros hablen en el próximo Consejo de las garantías que el Estado español tiene ante la eventualidad de los daños que pueda producir un accidente nuclear causado por las Fuerzas Armadas norteamericanas en España, se recoge a continuación el párrafo 3º del Acuerdo Confidencial de 17 de julio de 1964 que se firmó con motivo de la llegada al puerto de Rota de submarinos nucleares con Polaris y que dice así:

“3.- No obstante el artículo 18 del Acuerdo Técnico hispano-norteamericano de 26 de septiembre de 1953 toda reclamación por lesiones a personas o daños a bienes sitos en territorio bajo la jurisdicción de España que pudieran ocasionarse por algún incidente o accidente nuclear relacionado con uno de los buques de guerra a propulsión nuclear o sus barcos de apoyo o cualquier otro elemento de las Fuerzas de los Estados Unidos operando en o desde territorio español, sin tener en cuenta su causa u origen y cualquiera que sea el lugar donde se origine el accidente será resuelta rápidamente a través de la vía diplomática de acuerdo con los procedimientos usuales aplicados al arreglo de reclamaciones internacionales conforme a los principios de derecho y equidad generalmente aceptados y reconociendo la ley española sobre energía nuclear”.

A este respecto, la ley española sobre energía nuclear es especialmente importante ya que es la ley del lugar donde tales reclamaciones puedan suscitarse”.

A juicio de esta Dirección General el riesgo está cubierto no sólo para el caso de los submarinos con Polaris en Rota, sino para cualquier otro accidente nuclear.

Con ese as en la manga, la prioridad sigue siendo que el Gobierno de EEUU diga públicamente que no hay peligro en cuanto encuentre la cuarta bomba, que el Pentágono proceda “a indemnizar a los agricultores de la zona de Almería afectada por el accidente” de forma “rápida y generosa”, con el fin de “cortar cualquier estado de opinión antiamericana que pudiera surgir”, y que haga publicidad de ello, “indispensable todo para lograr una reacción positiva por parte de la opinión pública española”. Así se recoge en una nota para el ministro de Asuntos Exteriores del Director General de Relaciones con EEUU.

NOTA PARA EL SEÑOR MINISTRO

D.G.R. CON EEUU

Madrid, 27 de enero de 1966 (10 días después del accidente)

El día 17 del corriente, el Embajador de los Estados Unidos informó al Subsecretario de Asuntos Exteriores que el bombardero B-52 que había chocado con un avión nodriza sobre la costa de Almería llevaba cuatro bombas nucleares. El Subsecretario de Asuntos Exteriores y el Embajador quedaron de acuerdo en que por ambos Gobiernos se mantuviese la máxima reserva al respecto.

El Departamento de Estado expresó a nuestro Embajador su sentimiento por el accidente ocurrido y este indicó que era conveniente que se estudiase la posibilidad de que las operaciones de abastecimiento en vuelo de aviones militares norteamericanos se llevasen a cabo fuera del territorio nacional.

A pesar de la discreción acordada sobre la existencia de bombas nucleares en el avión que cayó sobre Almería, la agencia UPI y la televisión y radio americanas dieron el día 19 la noticia de la existencia de armas nucleares en el bombardero accidentado.

El Embajador Merry llamó seriamente la atención del Departamento de Estado por la forma en que las agencias norteamericanas pretendían comentar la noticia subrayando el aspecto negativo del silencio por parte española, precisamente cuando esto se hacía en aras de la cooperación y la amistad entre ambos Gobiernos. El Director General de Relaciones con los EEUU se expresó en análogos términos cerca del Embajador norteamericano en Madrid.

El 24 del corriente el Embajador de España en Washington, siguiendo instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores pidió al Departamento de Estado que, tan pronto como se recobrase el ingenio nuclear que faltaba, las autoridades de los EEUU hiciesen una declaración pública con la mayor difusión posible, dando cuenta del hecho y reafirmando la ausencia de todo peligro reactivo. Que asimismo, diesen publicidad a que han llevado a cabo una generosa indemnización a todas las instituciones y personas afectadas por la catástrofe, indispensable todo ello para lograr una reacción positiva por parte de la opinión pública española.

También en esta reunión insistió el Embajador Merry en que se reconsiderase el problema de abastecimiento en vuelo de aviones militares norteamericanos con el fin de reducir al mínimo la posibilidad de estos accidentes.

El Embajador de los EEUU afirmó al Director General de Relaciones con los EEUU que el Gobierno norteamericano había decidido que el abastecimiento de los aviones militares en vuelo se llevase a cabo en alta mar, para así impedir cualquier tipo de accidente parecido al de Almería, pero deseaba que no apareciese esta decisión como consecuencia de una presión política española.

La Embajada de los EEUU ha aconsejado al Pentágono que rápida y generosamente proceda a indemnizar a los agricultores de la zona de Almería afectada por el accidente, con el fin de cortar cualquier estado de opinión antiamericana que pudiera surgir. El Pentágono ha dado carácter de prioridad a la operación de rescate de la cuarta bomba nuclear nombrando al Almirante Guest para dirigir esta operación apoyándose en los buques de la VI Flota con un total de 10 Unidades y enviando urgentemente a la zona en cuestión un submarino miniatura capaz de llegar a profundidades de 6.000 pies y quipo de radar y de sonar de máxima sensibilidad.

El Secretario de Estado envió al Sr. Ministro de Asuntos Exteriores un cordial mensaje que se adjunta, con la traducción correspondiente.

La Embajada de los EEUU ha presentado a este Ministerio un borrador de comunicado para darlo en el momento en que aparezca la cuarta bomba.

La responsabilidad por los daños que hayan podido producirse está prevista en el párrafo 3º del Acuerdo Confidencial de 17 de julio de 1964 firmado con motivo de la llegada al Puerto de Rota de submarinos nucleares con Polaris y que dice así:

“No obstante el artículo 18 del Acuerdo Técnico hispano-norteamericano de 26 de septiembre de 1953 toda reclamación por lesiones a personas o daños a bienes sitos en territorio bajo la jurisdicción de España que pudieran ocasionarse por algún incidente o accidente nuclear relacionado con uno de los buques de guerra a propulsión nuclear o sus barcos de apoyo o cualquier otro elemento de las Fuerzas de los Estados Unidos operando en o desde territorio español, sin tener en cuenta su causa u origen y cualquiera que sea el lugar donde se origine el accidente será resuelta rápidamente a través de la vía diplomática de acuerdo con los procedimientos usuales aplicados al arreglo de reclamaciones internacionales conforme a los principios de derecho y equidad generalmente aceptados y reconociendo la ley española sobre energía nuclear. A este respecto la ley española sobre energía nuclear es especialmente importante ya que es la ley del lugar donde tales reclamaciones pueden suscitarse”.

Desde la Embajada de EEUU en Madrid, todo son buenas razones con el Gobierno español. Promesas de que se va a actuar de forma justa. Pero exigen hacerlo con su propia ley, creada para estos casos y, por supuesto, bajo jurisdicción estadounidense. Es la forma más rápida, con menos papeleo, de que llegue el dinero, aseguran, pero tan rápido intentan saldar el problema y dejarlo sellado para el futuro, que levantan las alarmas de los españoles.

NOTA PARA EL SEÑOR MINISTRO

D.G.R. con EEUU

RESERVADA

Madrid, 11 de febrero de 1966


Excmo. Señor:

La reunión de la sección española del Comité Consultivo Conjunto Hispano-Norteamericano se ha ocupado de un problema que planteaba el General Montel, Jefe de la zona donde tuvo lugar el accidente de Almería, sobre abonos de indemnizaciones por parte de los americanos. Los asesores jurídicos del General Wilson presentaban unos formularios en los cuales figuraba un párrafo por el que el indemnizado renunciaba a toda futura reclamación y como esto no es factible en daños nucleares se ha quedado en reunir mañana el Comité Consultivo en sus dos ramas para resolver el problema.

Me he trasladado a la Embajada de los EEUU y he planteado el caso al embajador y al ministro consejero los cuales me han dicho que se resolvería satisfactoriamente.

VERSIÓN AMERICANA DE TARDE EN EL CINE DE PALOMARES

EEUU se preocupa. Los españoles no están firmando los certificados que quieren usar para blindarse en el futuro. El 31 de enero, a las siete de la tarde, se celebra en el cine de Palomares “una reunión con todos los vecinos varones de Palomares y Villaricos”. Preside el Gobernador civil de Almería y junto a él se sientan el General Wilson y el General Montel. Está presente además el representante de la Junta de Energía Nuclear española, Iranzo, y las autoridades locales.

De izquierda a derecha, Antonio Velilla, jefe de la Junta de Energía Nuclear; El general de brigada Arturo Montel, el contralmirante William S. Guest y el general de división Delmar E. Wilson tras el rescate de la cuarta bomba | US NAVY.

Montel e Iranzo preparan el terreno. El primero da la versión oficial de por qué están allí los estadounidenses e Iranzo se encarga de contar cuánto han hecho y cuánto van a hacer aún por garantizar la sanidad de lugares y personas. En tercer lugar interviene Wilson, al que va traduciendo “párrafo a párrafo” un intérprete. Da las gracias a los vecinos, autoridades y fuerzas de la Guardia Civil por su valentía a la hora de salvar a los cuatro supervivientes del accidente, pese a “haber recibido sobre ellos aquella lluvia de fuego”.

Explica, ante un pueblo que vive en dictadura, que lo que hacen con aquello de volar con bombas termonucleares por el mundo es colaborar “con los países del mundo libre” en mantener “una guardia permanente en defensa del modo de ser y vivir de los pueblos de la civilización occidental”, da gracias a Dios de que ninguno de los habitantes de Palomares haya sufrido daño personal alguno y a continuación indica que “se recogerán todas las relaciones sobre posibles perjuicios económicos a los que se dará satisfacción”.

El Gobernador Civil de Almería se lo cuenta por carta al Ministro de la Gobernación.

MEMBRETE: Gobierno Civil de Almería

Secretaría General

Negdº 11.1

Núm. 944 (A boli: Anejo nº6)

31 de enero de 1966

Excmo. Sr.:

Siguiendo información sobre el accidente de aviación ocurrido el día 17 del actual, tengo el honor de participar a V.E. lo siguiente:

En el día de hoy la Comisión de Energía Nuclear ha continuado los trabajos de inspección del terreno y plantaciones, habiendo examinado a 90 individuos del personal civil, sin apreciar anormalidad alguna. Los Peritos Agrónomos siguen valorando las cosechas y tierras afectadas. Se han proseguido los reconocimientos terrestres y marítimos como aéreos en la zona de maniobras.

Las fuerzas aéreas españolas han instalado un equipo de radioteletipo para su servicio.

A las siete de la tarde y en el cine de Palomares se celebró una reunión con todos los vecinos varones de la citada localidad y Villaricos. Presidió el Gobernador Civil que suscribe, sentándose a su derecha el General Wilson de las fuerzas americanas y a su izquierda el General Montel, el representante de la Junta de Energía Nuclear Sr. Iranzo y Autoridades locales. Hizo uso de la palabra en primer lugar el General Montel, explicando a los vecinos el deseo del General Wilson de hablar con ellos y el por qué se encontraban en España estas fuerzas norteamericanas.

A continuación intervino el representante de la Junta de Energía Nuclear exponiendo cuanto habían hecho y lo que aún pensaban hacer para garantizar la sanidad de aquellos lugares y personas.

En tercer lugar habló en inglés el General Wilson y párrafo a párrafo lo fue traduciendo al castellano su intérprete.

El General americano dio las gracias a todos aquellos vecinos, autoridades y fuerzas de la Guardia Civil que a pesar de haber recibido sobre ellos aquella lluvia de fuego, habían reaccionado tan valientemente, logrando salvar en el mar y en tierra los cuatro supervivientes y después habían recogido los restos de las siete víctimas; explicó cómo la fuerza aérea de los Estados Unidos en colaboración con los países del mundo libre tenían montada una guardia permanente en defensa del modo de ser y vivir de los pueblos de la civilización occidental; dio gracias a Dios porque ninguno de los habitantes de la zona hubiese sufrido daño personal alguno e indicó que se recogerían todas las relaciones sobre posibles perjuicios económicos a los que se daría satisfacción.

Cerró el acto el Gobernador que suscribe, recogiendo en nombre del Gobierno la satisfacción que le producía el que el Jefe de las fuerzas aéreas norteamericanas felicitase por su heroica, desinteresada y caritativa actitud salvando cuatro soldados de las citadas fuerzas y después en unión de las nuestras contribuyeran tan eficazmente a recuperar primero los cadáveres de los heroicos aviadores fallecidos y a trabajar en el reconocimiento, recuperación y viabilidad de toda la zona; por último les hizo presente que nuestro Gobierno estaba constantemente con ellos y que estaban tomando las medidas de toda índole para repararles los perjuicios sufridos, así como que se aplicarán todas las medidas que la ciencia, en su estado actual, considera necesarias en un accidente de este tipo. Preguntando a la concurrencia si tenían algo que manifestar, lo hizo uno de los vecinos en términos de gran cordialidad para los norteamericanos y de gratitud hacia nuestro Gobierno en el que todos tenían puesta su fe.

Es todo cuanto puedo informar a V.E. sobre el particular en el día de la fecha.


Dios Guarde a V.E. muchos años.

Almería, 31 de enero de 1966.

EL GOBERNADOR CIVIL,

A: Excmo. Ministro de la Gobernación.- MADRID

NI POCO PLUTONIO, NI SALUD GARANTIZADA

Los socios mantienen en todo momento su estrecha cooperación aunque cada uno intenta engarzar sus intereses con cada movimiento. Pactan, por ejemplo, el comunicado que harán público de forma conjunta cuando aparezca la bomba caída en el mar. El Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, le envía el borrador al Ministro de Industria, Gregorio López-Bravo, que detecta que, de nuevo, los estadounidenses están tratando de eliminar responsabilidades futuras y que, cuando se habla de radiactividad, esto no tiene sentido. Lo saben ellos y lo sabe el Gobierno español. Ni es poco el plutonio que ha quedado esparcido por el suelo, ni se saben las consecuencias futuras para la salud ni a cuántas personas puede llegar a afectar, ni se puede hablar de bajo riesgo mientras exista el riesgo de inhalación, que es el que se sabe que reparte más papeletas para desarrollar cáncer.

"Una pequeña cantidad de Pu-239 y U-235 es también falso, ya que se sabe que fueron posiblemente varios kilogramos de plutonio Pu-239 y Uranio-235 los dispersados"

SECRET

El Ministro de Industria (Documento con sello de la JEN de 17 feb 1966)

Madrid, 18 de febrero de 1966

Excmo. Sr. Don Fernando Mª Castiella

Ministro de Asuntos Exteriores

MADRID


Querido Fernando:

En relación con tu carta 15 de los corrientes, en la que me remites comunicado conjunto sobre el incidente de Palomares, entregado por la Embajada de los Estados Unidos, con mucho gusto te hago las observaciones que el mismo merece y que tú me pides:

(…)

El texto que se propone es: “The impact of the weapons on land – resulted in the scattering of some plutonium (Pu 239) and uranium (U 235) in the inmediate vicinity of the point of impact”.

Del texto americano puede deducirse que lo que ocasionó la dispersión del plutonio fue la ruptura de las envueltas, lo cual es falso, ya que lo que ocasionó tal dispersión fue la explosión de la carga convencional.

(…)

Por otra parte, el decir “una pequeña cantidad de Pu-239 y U-235” es también falso, ya que se sabe que fueron posiblemente varios kilogramos de plutonio Pu-239 y Uranio-235 los dispersados. La palabra “alguno” se acerca mucho más a la verdad que el decir “pequeño”.

Otro cambio:

Texto americano: “Radiological surveys of the Palomares area and its human and animal populations have included detailed laboratory studies by leading Spanish and US scientists. The have obtained no evidence of health hazard”.

Propongo cambiarlo por: ”Radiological surveys of the Palomares area and its human and animal populations have included detailed laboratory studies by leading Spanish and US scientists throught the ____ days since the accident. They have obtained no evidence…”

El conservar el texto americano conduciría a un juicio falso ya que si bien es cierto que hasta el presente no se ha encontrado en el personal contaminado dosis que aparezcan como peligrosas, es posible que en el futuro sí aparezcan y ello en un número indeterminado de personas. El texto que se propone señala únicamente que los trabajos de laboratorio realizados hasta la fecha no han demostrado la existencia de riesgo radiactivo, sin que comprometan respecto a lo que pueda ocurrir en el futuro.


(…) Se ha propuesto que a partir del último punto y seguido se convierta en punto y aparte separando el riesgo por vía oral del otro, que es muchísimo mayor y ha consistido en la entrada del plutonio en el cuerpo humano por vía respiratoria”.

"El texto americano conduciría a un juicio falso ya que, si bien es cierto que hasta el presente no se ha encontrado en el personal contaminado dosis que aparezcan como peligrosas, es posible que en el futuro sí aparezcan y ello en un número indeterminado de personas"

Mientras se mantiene este pulso, EEUU utiliza su poder para ofrecer a España caramelos difíciles de rechazar. Uno de ellos consiste en lograr que el Gobierno británico asegure ante el Parlamento de su país que sus turistas pueden acudir a España porque no hay peligro.

RESERVADA

NOTA PARA EL SEÑOR MINISTRO

D.G.R. con EEUU

Conversación Ministro Consejero EEUU Sr. Walker y Sr. Sagaz sobre accidente Almería

Madrid, 11 de febrero de 1966

El Sr. Walker ha regresado de Washington y ha marchado a Palomares permaneciendo un día con todos los que dirigen la búsqueda de la cuarta bomba nuclear y los que toman las medidas de seguridad para evitar la contaminación radiactiva.

Hace dos afirmaciones: que va a ser difícil encontrar la cuarta bomba sobre todo si está en tierra y, como se piensan, se ha enterrado. Ya hay un precedente en EEUU, donde cayó una y no se encontró nunca. Si está en el mar, con los medios que tiene, es más factible hallarla.

La otra afirmación rotunda es que no existe ninguna radioactividad en el mar y que no ha existido nunca.

En tierra ha habido radioactividad en la zona en que cayeron las tres bombas, y que con las medidas tomadas ya no hay ningún peligro siendo el índice de radioactividad hoy el normal. Estas medidas de mojar la tierra, retirada de dos pulgadas de profundidad de la parte donde estuvieron estas bombas, está prácticamente terminada.

Su preocupación se concentra en estos momentos en la campaña mundial de prensa y radio que empieza a desencadenarse. Que puede asegurarme que el Gobierno inglés dirá en el Parlamento, a la interpelación anunciada, que no hay peligro de contaminación y que los turistas ingleses pueden ir a España.

"El Sr. Walter puede asegurarme que el Gobierno inglés dirá en el Parlamento, a la interpelación anunciada, que no hay peligro de contaminación y que los turistas ingleses pueden ir a España"

Dicho y hecho, el ministro de Estado del Foreign Office, Walter Padley, a pregunta del diputado John Brevis, manifiesta en la Cámara de los Comunes “que los turistas británicos de la Costa del Sol no corren peligro alguno a causa de la bomba nuclear norteamericana perdida en aguas de Almería”. La embajada de EEUU se encarga de informar previamente al Ministerio de Asuntos Exteriores español de que el Jefe del Estado ha hecho las gestiones oportunas con el Gobierno inglés para que esto ocurra.

EL COMPROMISO ESCRITO DEL GENERAL DONOVAN

Pero España insiste y EEUU opta por dejar por escrito que, si surgen daños futuros, los van a atender. Se encarga el Mayor General de las Fuerzas Aéreas de EEUU D.J. Donovan, quien asegura que, en caso de descubrirse un daño futuro y no tener este cabida en la Ley de Reclamaciones Extranjeras, se procederá a indemnizar por vía diplomática, que prevé de 10 a 20 años de plazo. Ese plazo, de empezar a contar desde el momento del accidente y no desde que se conoció el alcance de la contaminación, estaría más que superado y cuadraría poco con un isótopo como el plutonio, cuyo plazo de desintegración ronda los 24.000 años. Sin embargo, se abre la puerta a que los plazos empiecen a contar cuando se conozca la magnitud de un daño no conocido en aquel momento. Lo que queda claro al final de la carta es que lo que quieren es que se firmen los certificados, saldar el asunto cuanto antes cuando ha pasado solo un mes y un día desde el accidente.

18 de febrero de 1966

Excmo. Sr. General de División

Don Eduardo Prado Castro

Segundo Jefe del Alto Estado Mayor

Vitruvio, 1

MADRID


Estimado General Prado:

Con referencia a nuestras conversaciones del 12 de febrero sobre reclamaciones por daños a consecuencia del accidente de aviación ocurrido en Palomares el 17 de enero de 1966, he sido autorizado para informarle oficialmente de que:


a. Los formularios de reclamación actualmente empleados cumplen los requisitos prescritos por la Ley de Reclamaciones Extranjeras, que es la disposición legal que autoriza los gastos por pago de reclamaciones;


b. Pese al texto de estos formularios, el pago de una reclamación se considera por el Gobierno de los Estados Unidos como indemnización tan solo de los daños o lesiones reclamadas que se conozcan en el momento de cumplimentar el formulario;


c. Los daños o lesiones, aún cuando surjan del mismo incidente, que aumenten posteriormente o fueran desconocidos en el momento de cumplimentar la primera reclamación, que, si se considera justificada y en todo caso se ajusta a las exigencias de la Ley de Reclamaciones Extranjeras, será abonada;


d. El reconocimiento previamente acordado no será un obstáculo para tales reclamaciones y la cláusula de limitación de dos años, conforme a la Ley de Reclamaciones Extranjeras, no empezará a contar hasta que llegue a conocerse la fecha de los daños o lesiones, y

e. En el caso de que se produzcan cualesquiera reclamaciones futuras justificadas como resultado de este accidente que no puedan ser legalmente abonadas conforme a la Ley de Reclamaciones Extranjeras, serán tramitadas por vía diplomática, conforme a los acuerdos existentes entre nuestros dos Gobiernos, que reconocen el artículo 67 de la Ley de Energía Nuclear española 25/1964 del 29 de abril de 1964, el cual, a su vez, prevé una norma de limitaciones de 10 y 20 años, en el caso de daño inmediato o posterior, respectivamente.


Aprovecho esta oportunidad para destacar que se han puesto fondos a disposición de la Comisión De Reclamaciones Extranjeras de USAF en Palomares haciendo posible el pronto pago de las reclamaciones.

Confío en que las anteriores afirmaciones satisfarán totalmente cualesquiera dudas o incertidumbres que puedan haber surgido respecto a nuestro procedimiento de tramitación de reclamaciones y desaparezcan las restricciones hasta ahora impuestas para cumplimentar los formularios de reclamaciones. A fin de evitar toda posible mala comprensión, sería conveniente hacer llegar a conocimiento de todas las partes interesadas las afirmaciones contenidas en esta carta.

Finalmente, quiero asegurarle que es el propósito del Gobierno de los Estados Unidos resolver todas las reclamaciones causadas por este desgraciado accidente de forma equitativa y rápida. Pueden Vds. Contar con todo el apoyo de la Misión de los Estados Unidos en España para el buen cumplimiento de este propósito.

Con cordiales saludos personales, queda sinceramente suyo

Firma estampillada: S.J. Donovan

Major General, USAF

JEFE

Lo de las reclamaciones no fue rápido ni, para muchos, justo. Y eso sirvió a intereses de todo tipo, incluidos los diarios falangistas que seguían ondeando la bandera contraria al desarrollismo de los tecnócratas del Opus en el Gobierno, a los acuerdos con EEUU y a todo lo que significase apertura. Así surgió, en junio del año del accidente, una colecta liderada por el diario Arriba, punta de lanza de la prensa franquista, para conseguir un barco para Francisco Simó, el pescador gracias a quien EEUU pudo hallar la cuarta bomba tras demostrarse absolutamente incapaces de encontrarla durante 80 días y cuando estaban ya desesperados por tener por ahí perdidos los secretos de uno de sus prodigios mortíferos.

Arriba

Órgano de FET y de las J.O.N.S.

EL DIRECTOR

Madrid, 20 de Junio de 1.966

Excmo. Sr. D. Fernando María Castiella

Ministro de Asuntos Exteriores

Pl. Provincia, 1

MADRID


Mi querido amigo y respetado ministro:

Como usted sabrá, ARRIBA ha iniciado una suscripción de carácter nacional con objeto de poder ofrecer a Francisco Simó (el modesto pescador de Águilas que fue pieza esencial en la recuperación de la bomba nuclear caída en aguas de Palomares) un barco que le permita continuar de manera independiente su profesión de pescador. Le adjunto una hoja en la que se recoge el artículo que dio origen a la suscripción y la explicación de lo que pretendemos.

Hemos pensado que ese Ministerio podría contribuir a que sea realidad el “slogan” de “Un barco para Simó”, y por eso me tomo la libertad de dirigirme a usted agradeciendo de antemano su generosidad.

Le saluda muy cordialmente y queda a su disposición,

Manuel Blanco Tobío

A finales del junio, el embajador de España en Washington, Marqués Merry del Val, escribe al ministro de Asuntos Exteriores sobre la Comisión Presupuestaria de la Cámara de Representantes que ha tratado la recuperación de la bomba perdida en Palomares. “El Sr. Howard (ayudante para asuntos de la Energía Atómica del Secretario de Defensa) estima las demandas” de agricultores y pescadores españoles “en un total de 1.878.684 dólares, de los cuales 400.963 han sido ya satisfechos”.

Carta del embajador de EEUU

Washington D.C., 28 de junio de 1966

ASUNTO: Remite Actas Comisión Presupuestaria Cámara de Representantes sobre recuperación bomba nuclear perdida en Palomares

Excmo. Señor:

Tengo la honra de remitir adjunto a V.E. tres ejemplares de las Actas de las Sesiones de una Subcomisión de la Comisión Presupuestaria de la Cámara de Representantes que acaba de publicarse, uno de cuyos capítulos se refieren a la recuperación de la bomba nuclear perdida en Palomares. (…)

Respecto a los daños sufridos por la población local y las indemnizaciones americanas, las declaraciones en general tienden a minimizar la apreciación de los daños. El Sr. Howard (ayudante para asuntos de la Energía Atómica del Secretario de Defensa) insistió particularmente en que el peligro de contaminación nuclear atribuible al plutonio, solo es concebible en el caso de que se ingiera ese mineral o penetre dentro del cuerpo de cualquier otra manera siendo el tejido exterior de la piel suficiente para detener el existente en el aire y existiendo además mecanismos biológicos encaminados a expulsar del organismo las reducidas cantidades que pudieran penetrar.

Naturalmente que no se hace ninguna mención a los daños comerciales y psicológicos que el accidente haya o pueda producir en el futuro de resultar de la “mala fama” radioactiva que haya podido adquirir esa localidad a causa del accidente. Recordará V.E. que durante las negociaciones para la visita del buque nuclear “Savannah” ese Ministerio hizo especial hincapié en los riesgos psicológicos que un eventual accidente nuclear pudiera causan en la zona en cuestión sobre el comercio y el turismo.

Respecto a las indemnizaciones en sí, el Sr. Howard estima las demandas en un total de 1.878.684 dólares, de los cuales 400.963 han sido ya satisfechos, no excluyendo que se presenten otras demandas adicionales.

Dios guarde a V.E. muchos años.

EL EMBAJADOR DE ESPAÑA

Marqué Merry del Val

Al Ministro de Asuntos Exteriores, Madrid

Un año después no habrá abonado mucho más. El asunto se va borrando de los medios mientras EEUU empieza a acumular reclamaciones sin resolver o directamente denegadas. El silencio ha restado apoyos a quienes reclaman.

Capítulo III: Los papeles de Palomares II ››

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