Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com
datadista logo
PLAYA BURBUJA

Palomares, un secreto urbanizable

La desclasificación de documentos, el rastreo de los cables desvelados por Wikileaks e informes del Consejo de Seguridad Nuclear permiten rehacer la historia del accidente. No se hizo nada por la limpieza de la contaminación dejada sobre el terreno hasta que la burbuja inmobiliaria amenazó con poner a británicos a vivir en chalets con los cimientos hundidos en plutonio.

Documentos desclasificados, cables e informes del CSN permiten rehacer el accidente. Las alarmas no se reactivaron hasta que la burbuja inmobiliaria amenazó con poner a británicos a vivir en chalets con los cimientos hundidos en plutonio.

ANA TUDELA Y ANTONIO DELGADO
18 DE ABRIL DE 2021
pulsa para empezar
"Es falso que sea una pequeña cantidad de Plutonio-239 y Uranio-235. Se sabe que fueron posiblemente varios kilogramos los dispersados. (…) Si bien es cierto que hasta el presenteno se han encontrado, en el personal contaminado, dosisque aparezcan como peligrosas, es posible que en el futuro sí aparezcan y ello en un número indeterminado de personas

Carta de José María Otero Navascués, presidente de la Junta de Energía Nuclear, al ministro de Industria, Gregorio López Bravo.
Clasificación: SECRETA
Desvelada por DATADISTA en el marco de la investigación sobre los papeles de Palomares desclasificados por el Ministerio de Exteriores.

"Las investigaciones que se han venido efectuando en la orina de las personas que en Palomares sufrieron, accidentalmente, el riesgo de contaminación radiactiva con Pu-239, parecen indicar que en algunas de ellas pudiera existir una cierta contaminación interna”.

Abril de 1967, un año y tres meses después del accidente
DOSSIER – DETERMINACIÓN DE LA POSIBLE CONTAMINACIÓN INTERNA CON PU-239 DE HABITANTES DE PALOMARES
Desvelado por DATADISTA en el marco de la investigación sobre los papeles de Palomares desclasificados por el Ministerio de Exteriores.

"El Gobierno de España, en parte debido al boom inmobiliario a lo largo de la costa española, que ha convertido rápidamente Palomares en una comunidad con un alto número de británicos retirados, decidió en 2001 realizar nuevas mediciones para determinar el nivel de contaminación radioactiva. (...) Los resultados llevaron al Gobierno español a creer que la contaminación remanente podría ser más seria de lo que se había pensado".

7 de noviembre de 2006, 40 años después del accidente
Comunicado de la Embajada de EEUU en Madrid a la CIA, al comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de EEUU en Europa y al Departamento de Energía de EEUU. Archivo Wikileaks

En los años 50, EEUU diseñó un sistema de alerta permanente que se basaba en dos tácticas: tener cargados con armas nucleares sus bombarderos para poder actuar en el menor tiempo posible y mantener constantemente aviones en vuelo para poder dirigirlos contra la URSS en caso de que fuese necesario.

En 1962, los modernos B-52 sustituyeron a los B-47, al tiempo que llegaban los aviones cisterna KC-135. Ya no era necesario que el bombardero aterrizase en ningún país que no fuese EEUU. Nacen las misiones Chrome Dome. Aviones cargados con bombas termonucleares con protocolo de vuelo en prácticas pero capaces de cambiar a maniobra real en cualquier momento, repostaban en vuelo gracias a aviones cisterna que salían de las bases que EEUU iba diseminando por el mundo.

El 26 de septiembre de 1953, el dictador Francisco Franco había firmado, con el presidente de EEUU Dwight Eisenhower, el acuerdo por el que España accedía al establecimiento de bases militares estadounidenses en territorio español. España necesitaba salir del aislamiento que la estaba asfixiando. EEUU, un pie en la zona estratégica del Mediterráneo.

El 17 de enero de 1966, un bombardero estadounidense B-52 cargado con cuatro bombas termonucleares inició una operación de repostaje en vuelo sobre población civil. Era una maniobra que se realizaba varias veces al día. La frontera de Turquía con la Unión Soviética se vigilaba con B-52 que partían de EEUU y repostaban, tanto a la ida como a la vuelta, en la vertical de Palomares.
Al acercarse al avión nodriza KC-135, que hacía las veces de surtidor, algo salió mal. Las aeronaves colisionaron en el aire y sus restos acabaron esparcidos en cientos de hectáreas. Poco antes, las bombas se desprendieron.
Debido al accidente, restos del B-52 y el KC-135 cayeron sobre Palomares y Vera milagrosamente sin herir a nadie. A pesar de ser temporada de recogida de tomates, al ser fiesta en la pedanía, los hombres y mujeres no estaban en los campos. Pudo haber sido una masacre.
Pese el pánico de ver el cielo caer sobre sus cabezas, el mayor riesgo para los habitantes de Palomares estaba por llegar. Un elemento invisible y volátil que transportaban las bombas en su interior y que, en caso de liberarse, suponía un altísimo riesgo de desarrollo de cáncer si era inhalado.
Una vez organizado el traslado de los cuerpos y los heridos, todos estadounidenses, el asunto principal fue encontrar las bombas. Contenían algunos de los grandes secretos de la industria armamentística de EEUU. Debían localizarlas a cualquier coste. Se activó la operación Flecha Rota. Se peinó la zona. Tres de las bombas fueron encontradas en cuestión de horas. La cuarta, no.
BOMBA 1
Localizada la noche del 17 de enero, día del accidente, en el lecho seco del río Almanzora. Al este de Palomares, 300 m de la costa.
Despliegue correcto del paracaídas primario.
Trasladada al día siguiente en helicóptero a la Base de San Javier (Murcia) y de ahí en avión a Torrejón de Ardoz (Madrid).
BOMBA 2
Localizada a las 9:30 a.m. del 18 de enero.
Nulo despliegue del paracaídas.
El artefacto aceleró hacia la tierra y cayó junto al cementerio, a 1,7 kilómetros al oeste del núcleo urbano.
Cráter tras el impacto: 6,6 metros de diámetro y dos metros de profundidad. Se produjo detonación del explosivo convencional, fuego y dispersión del material en forma de aerosol a través de un pequeño valle. Fragmentación seguida de oxidación del Uranio y Plutonio, material fisionable, que se diseminó en forma de óxidos.
BOMBA 3
Localizada a las 11:00 a.m. del 18 de enero.
Despliegue parcial del paracaídas, que resultó dañado.
Impacto cerca de un grupo de viviendas.
Cráter tras el impacto: 6 metros de diámetro y un metro de profundidad. Se cree que explosionó alrededor del 10% del explosivo químico. Oxidación y dispersoón del material de Uranio y Plutonio.

BOMBA 4
Localizada el 7 de abril, 80 días después del accidente, a 8 kilómetros mar adentro.
Despliegue completo del paracaídas. Recuperada intacta.
Cayó en el Mar Mediterráneo.
El doctor Wright Langham estaba en Washington cuando le informaron del accidente. Salió directo hacia España. Langham era conocido como “Míster Plutonio” por ser pionero en el estudio de este isótopo, que no había dudado en inyectar a personas sanas para estudiar su reacción. Una vez que se supo que las bombas habían liberado parte de su peligroso contenido, para Langham, Palomares se convirtió en una oportunidad irrepetible de estudiar el efecto del plutonio en población, suelo y cosechas reales. Medirían los niveles en la orina y la sangre de las personas, en los animales, en las cosechas. También en el aire.
El sistema de medición establecido desde entonces debió servir para alertar a tiempo de los cambios en la contaminación en el aire cuando esta se disparó en los años ochenta. No fue así. Solo un motivo levantó la losa sobre uno de los mayores secretos de Estado silenciado durante años primero por el franquismo y después por los diferentes gobiernos de la democracia: el turismo y el ladrillo.

LEE AQUÍ, CIMIENTOS SOBRE PLUTONIO
Según declaró el propio Langham en una conferencia secreta celebrada un año después del accidente: “Cuando acercábamos un contador alfa a las enredaderas (de tomates) nos daba lecturas de hasta 20.000 cuentas por minuto. Se recogieron los tomates y se dejaron a los lados del camino”. Aquello equivalía a dejar sin ingresos a la pedanía en el peor momento. EEUU ofreció rápidamente indemnizar. Pero con sus normas.
También se iniciaron rápidamente las mediciones en los habitantes de Palomares. Algunas de ellas mostraron alta posiblidad de contaminación interna. Durante décadas, nunca les facilitaron los resultados. Cuando lo hicieron, los documentos fueron entregados plagados de errores, incluido en muchos casos la fecha de nacimiento, lo que se consideró por los afectados una maniobra intencionada.
En los ochenta días que se tardó en recuperar la cuarta bomba, la que había caído al mar, los soldados estadounidenses fueron amontonando los restos de los aviones, de suelo contaminado y cosechas y los dejaron al aire libre, contribuyendo a la dispersión de la contaminación por efecto del fuerte viento. Los estadounidenses pidieron permiso al Gobierno español para enterrar todo aquello y, antes de tener respuesta, empezaron a cavar una enorme zanja.
Los españoles llevaron a geólogos, hidrogeólogos, estaban preocupados por la posible filtración de la radiactividad al agua. Pidieron que la zanja se revistiese con asfalto, un forjado de hormigón, una valla. Ante aquellas exigencias, EEUU optó por sacar parte del material de España. 4.810 barriles cargados con material contaminado fueron subidos a un carguero y acabaron en Savannah River. El resto, se enterró en dos zanjas de las que no se entregó ubicación al Gobierno español que, con los años, les perdió la pista.
España tuvo un as en la manga para exigir que el accidente y sus consecuencias se tratasen bajo legislación española, un acuerdo secreto firmado en 1964 y desvelado por DATADISTA. Pero también tenía una prioridad de la que EEUU ha sabido sacar ventaja durante décadas: turismo, turismo y turismo.

LEE AQUÍ, LOS PAPELES DE PALOMARES I: 55 AÑOS REGATEANDO UN DAÑO NUCLEAR
El control de la dictadura y el efecto de la propaganda, concentrado en el baño de Fraga, mantuvieron a raya las protestas sociales por la opacidad ante un accidente nuclear en población civil.
Pero a principios de 1967, al cumplirse un año del accidente, dos hechos estuvieron a punto de hacer saltar todo por los aires: EEUU no había pagado unas indemnizaciones justas, ni siquiera a los dueños de las tierras donde se instalaron las tiendas del campamento Wilson, y empiezan a organizarse protestas…
…y las pruebas a los habitantes de Palomares mostraban que podía haber contaminación interna en algunas personas. Había que diseñar un plan para trasladarlos a Madrid y realizarles nuevas pruebas cuando más hartos estaban de exigir los resultados de las muestras de ellos y de sus hijos, incluso a Franco por carta.

LEE AQUÍ, LOS PAPELES DE PALOMARES II













El poderoso ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, estalló en una reunión secreta contra la poca generosidad y habilidad demostrada por los estadounidenses en la negociación de las indemnizaciones y los riesgos de que salga a la luz pública la posible contaminación interna de habitantes de Palomares. La norma fue el secreto, no molestar a EEUU. 55 años después, las órdenes para mantener en secreto los planes de limpieza incluso contra las exigencias de la Audiencia Nacional, demuestran que Gobierno tras Gobierno ya en democracia han seguido priorizando las relaciones con EEUU por encima del riesgo que el plutonio sigue representando para la población. Un riesgo que se multiplica con el tiempo a medida que el plutonio se va transformando en americio. Esta es la historia de cómo se ha mantenido desprotegida a población civil y de décadas ocultando información sobre salud y medio ambiente.

Capítulo I: Cimientos sobre plutonio ››

Apoya a DATADISTA

Necesitamos tu ayuda para crecer y seguir investigando. Esta es la forma de hacer periodismo en la que creemos. Ahora puedes apoyar nuestro trabajo y recibir nuestra newsletter.

SUSCRÍBETE A DATADISTA