EL CAMPO DE FÚTBOL DE SANCHINARRO
Cuando se pusieron en marcha los presupuestos participativos, hubo un distrito que pidió un único proyecto para el dinero que les habían adjudicado. Una agrupación deportiva se había organizado para conseguir el campo de césped artificial que llevaban pidiendo más de una década.
Por Antonio Delgado y Ana Tudela
MAYO 2019
El tiempo se pone de acuerdo con la Agrupación Deportiva Oña-Sanchinarro para que se vea lo difícil que puede resultar a veces jugar en un campo de arena. Hace viento. Mucho. Cada vez que la nube de tierra se levanta, los niños más pequeños, los de la categoría 'chupetines', que entrenan a esa hora, hacen una parada brusca y se llevan las manos a los ojos. Los días de lluvia, que aquí se conocen como días de barro, los de cinco años no juegan. En las mesas de plástico de la terraza del bar, una estructura con aspecto de haber nacido como provisional hace más tiempo de lo que significa esa palabra, las madres y padres se cuentan la vida. Dentro del bar, más mesas. Niñas y niños meriendan en una. Otras juegan en otra al ajedrez. Otras pintan. Hay niñas jugando en los equipos de las categorías más jóvenes, aunque ante la masiva presencia masculina cuesta encontrarlas. Al otro lado del bar, las oficinas, los vestuarios, un espacio para que estudien las hijas e hijos que no están entrenando sin obligar a partirse en dos a madres y padres. Todo en estructuras de lata.
Los planos urbanísticos dicen que sobre ese terreno debe levantarse un polideportivo pero, cuando se construyeron las viviendas del PAU y se marcharon las grúas, allí quedó el solar, esperando la dotación que no llegaba. Un grupo de padres había limpiado en 1994 un descampado, sobre el que hoy se levanta un Hospital, y comprado unas porterías que llevaron con un remolque para que sus hijos jugasen allí al fútbol. En 2003, lograron que la junta de compensación les preparase el campo en el sitio que está ahora y lograron el permiso de la Federación.
Los campos de fútbol de Madrid se fueron vistiendo con césped artificial pero a la calle Oña no llegaba ni el polideportivo ni el campo.
En la primera oportunidad que tuvo Hortaleza de decidir sobre una parte del presupuesto público que les iba a destinar el Ayuntamiento, todo el dinero asignado ese año al distrito (1,8 millones de euros) fue a parar a una única propuesta: las instalaciones deportivas básicas de la zona de Sanchinarro y Virgen del Cortijo, en la calle Oña. No fue sin cierto malestar con otras asociaciones del distrito, que no querían ver todo el dinero que les destinaban dedicado a un objetivo. Un proyecto que tenía como protagonista un deporte: el fútbol.
No pudieron con la que ha resultado una de las claves para sacar adelante un proyecto participativo: estar organizado. El porcentaje de ciudadanos que participa en las fases de votación es aún bajo y eso hace que asociaciones de vecinos, AMPA o grupos con un objetivo común como los ciclistas logren que sus propuestas se coloquen en cabeza y salgan adelante con unos centenares de votos. La Agrupación Deportiva, que cumple 25 años en junio de este año 2019, llevaba más de una década pidiendo un campo de hierba artificial y unas instalaciones en condiciones, que habían visto retrasarse una y otra vez.
Pedro Hernández, presidente, vio en febrero de 2016 una hoja informativa en el centro cultural del barrio. Anunciaba la primera convocatoria de los presupuestos participativos. Y se puso en marcha. Echó cuentas. Cerca de 400 niños son unas 800 madres y padres. Imprimieron pasquines, organizaron salidas de los equipos vestidos con las camisetas, la vicepresidenta, Ana Rosa Pacheco, se encargó de la difusión en redes sociales, y lograron que 931 personas apostaran, en la convocatoria de participativos de 2016, por el campo y las instalaciones de Oña-Sanchinarro. El proyecto fue el segundo más votado de los distritos, por detrás solo de los espacios públicos de lectura de Arganzuela.
Desde hacía tiempo, todos los partidos parecían estar de acuerdo en la necesidad de las instalaciones deportivas en la parcela que servía de campo al Oña-Sanchinarro. Hasta habían aprobado una enmienda transaccional por unanimidad en la junta de distrito justo antes de las elecciones de 2015 para “dejar constancia de la necesidad de que a lo largo de la siguiente legislatura se construya un polideportivo en la parcela Oña-Sanchinarro”. La Agrupación defendía sobre todo una cosa: el campo de césped artificial y unas instalaciones de vestuarios y cafetería que les sacaran de los barracones en los que ahora mismo tienen esas dependencias.
El distrito no ha estado exento de incertidumbre desde que vio el cartel de ganador del Oña-Sanchinarro a mediados de 2016. No entendían que solo apareciesen 0,5 millones en los presupuestos del Ayuntamiento de 2017 ni si, siendo plurianual la inversión, eso significaba que podían haber sacado adelante otros proyectos hasta los 1,8 millones que teóricamente tenía asignados su distrito. Tampoco que el Ayuntamiento hiciera dos actos públicos del proyecto, uno en 2016 cuando se aprobó y otro a mediados de 2018, cuando aún no había entrado una máquina a trabajar.
El campo del Oña ha hecho todo el recorrido por el que ha podido pasar un proyecto participativo esta legislatura. La incertidumbre generada por la fase de estudios, la aprobación por la Junta de Gobierno para iniciar el proceso de licitación, las restricciones presupuestarias de 2018, la conversión en inversión financieramente sostenible aprovechando el proyecto para hacer el histórico polideportivo, con gimnasio, piscina, pistas de pádel y de voleibol y, al final, el recurso a un contrato ya existente para poder sacar adelante al menos el campo de fútbol. Pocas noticias desde el Ayuntamiento central salvo para los actos que anunciaron el proyecto y muchas más por parte de la Junta de distrito.
Al final, pese al tiempo que se ha tardado en poner en marcha la obra, no se ha hecho nueva licitación. El contrato está basado en un acuerdo marco que llevaba en vigor desde abril de 2017. Hortaleza es parte del Lote 4, adjudicado a Dragados, filial de ACS, quien tiene ya el compromiso de acabar la obra antes de diez meses desde el acta de replanteo, que fue en agosto de 2018. Las máquinas ya trabajan a todo ritmo en la parcela. Se ha hecho de modo que el campo futuro esté en otra parte del terreno donde se sitúa actualmente el campo de juego, para no interrumpir la actividad deportiva mientras tienen lugar las obras.
Antes de que empezaran, Pedro Hernández, el presidente de la agrupación, un ciudadano, se reunía con los representantes del Ayuntamiento, de Dragados y la arquitecta del proyecto. Los participativos le habían dado un lugar en la mesa.
Su proyecto no fue el único que se autorizó en el mismo acto administrativo de julio de 2018. También procedente de las propuestas participativas de 2016, se aprobó en el mismo día por la misma área de Gobierno un contrato basado en el mismo acuerdo marco para la adecuación del campo de rugby Tres Olivos II de Fuencarral-El Pardo, (1,8 millones y un plazo de ejecución de seis meses); la reforma de los vestuarios y la piscina cubierta del Centro Deportivo Municipal de Aluche, que pertenece al Lote adjudicado a Fernández Molina Obras y Servicios y se contrata por 2,5 millones; la reforma del local del número 40 de Núñez de Balboa, en el distrito de Salamanca, también por 2,5 millones, perteneciente al lote que se adjudicó Ferrovial Agromán; y la reforma del campo de beisbol de La Elipa, en el distrito de Moratalaz, contratado con Promociones, Edificios y Contratas por algo más de 3 millones de euros. Estos tres últimos no proceden de los presupuestos participativos. Probablemente esta sea la prueba de que finalmente estos han logrado entrar en el engranaje del Ayuntamiento.
NOTA METODOLÓGICA
Para la realización de esta investigación se ha realizado un trabajo de unificación de toda la información disponible en la web del Ayuntamiento de Madrid sobre los Presupuestos Participativos: La web de decide.madrid.es cuya información se ha extraído periódicamente en formato accesible y reutilizable, la ejecución presupuestaria de las inversiones de 2017, 2018 y 2019 (hasta el 31 de marzo) y el dataset de los proyectos aprobados.
Cada proyecto seleccionado en la votación final dispone de un código que permite su seguimiento en los datasets de ejecución presupuestaria, pero este identificador no es único. Hemos comprobado como diez códigos se repiten en proyectos de 2016 y 2017, dificultando su seguimiento. Además, la web de decide.madrid.es ha cambiado los códigos de los proyectos de 2016 por unos identificadores no originales, perdiéndose la trazabilidad del estado de los proyectos en los presupuestos ejecutados desde 2017. Por este motivo liberamos el dataset que permite cruzar los códigos reales con los nuevos identificadores de la web.
La categorización de los proyectos de 2016 y 2017 ha sido realizada por DATADISTA para facilitar la comprensión de todos los proyectos aprobados mediante temáticas principales.